domingo, 28 de septiembre de 2014

Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik (1936-1972) Me da un poco de cólera leer lo que hay en Internet de ella porque parece que lo más importante es que se suicidó. Sí, se suicidió a los 36 años. Pero mucho más allá de un suicidio, escribió un diario de casi mil páginas, innumerables poemas, muchos escritos y relatos cortos surrealistas, y hasta alguna novella. Es una escritora maravillosa en mi opinion, crítica, hábil, atrevida. Con  algunas experiencias complicadas de vida difíciles, ella habla no de lo "bonito" sino de lo intenso, lo violento, lo profundo y sutil de la vida. No tiene miedo de hablar directa y crudamente sobre el sufrimiento, miedo, muerte, infancia.

“Entre otras cosas escribo para que no suceda lo que temo, pera que lo que me hiere no sea, para alejar al Malo. Se ha dicho que el poeta es un gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implica exorcizar, conjurar, y además reparar. Escribir un poema es rearar la herida fundamental, desgarradora. Porque todos estamos heridos.”

Algunas opiniones críticas

Alberto Manguel: “Su arte consistía en alcanzar el centro del poema bajo una compleja masa de pensamientos, imágenes, intuiciones, astillando el argumento hasta dar su denominador común esencial.” Era fiel a su lema: “Escribir es dar sentido al sufrimiento”. Una vez recitó ante mí una línea de Michaux: “El hombre, su ser esencial, no es más que un punto. Es ese punto el que la muerte devora”. Pero –agrega Manguel– muchas veces supo transformar en humor su sufrimiento.

Enrique Pezzoni: "... así como en su poesía las imágenes se constituyen unas a otras como si fuera perfilando una zona central que es la de lo no dicho y que adquiere valor como un hueco central, también en la vida de ella ocurría lo mismo; todas esas actitudes y expresiones fuera de tono iban enmascarando esa zona central de silencio. (...) Conocerla fue el coup de foudre; conservó todas sus características míticas porque estaba todo el tiempo jugando contigo, pero a la vez sabías que había una zona impenetrable, ¿verdad? (...) Su afinidad mayor con el surrealismo es aquella definición "la verdadera vida está en otra parte": ésa era la cosa central que funcionaba en la poesía y en el vivir de Alejandra."

Ivonne Bordelois: “...tanto en cartas como en poesía, Alejandra realiza una operación muy extraña en el español, lengua sólida, sonora y solar en su sustancia prima, que con ella se vuelve un idioma vacilante y nocturno, frágil y misterioso, lleno de acechanzas y vislumbres, mucho más sutil y profundo de lo que suele ser; tanteos y resistencias que ceden al paso de una voz única e irrepetible. Es por esto que, aún cuando mucho se la ha plagiado, lo que no puede plagiársele es la voz poética, que la señala como una poeta mayor de nuestro siglo”.

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